El hecho de cumplir 200 años desde los primeros atisbos de independencia es algo para celebrar, ya sea con chicha, empanadas, fuegos artificiales u obras públicas/eventos con el apellido “Bicentenario”. Pero el cumplir 50, 100, 200 o 500 años de historia no debería llevarnos a olvidar los problemas de fondo que tenemos como sociedad y mucho menos sumirnos en una suerte de éxtasis nacionalista (sólo vista en los partidos de la selección y en la teletón) que nos saque de la realidad nacional y nos haga sacar conclusiones erróneas de lo que tenemos hoy en día como chilenos.
Resulta impresionante ver como se ha abusado en el último tiempo, por parte del Gobierno como por el Comercio, del Bicentenario como una forma de olvidar todo lo viciado y reprochable que ocurre en nuestro país. Si se entregaron “Obras Bicentenario” que tienen por objetivo dar cuenta de esta fecha, creo que con mucha mayor fuerza se debieron entregar políticas públicas Bicentenario que apuntaran a los reales problemas que tenemos como sociedad, y no a que una ciudad no tenga un estadio donde su equipo de fútbol pueda jugar.
Es indignante que a varias décadas de estar constituidos como República aún no tengamos una educación pública equitativa y siga siendo un instrumento de creación de mano de obra barata, o que existan desigualdades tan aberrantes entre la salud de los pobres con los no tan pobres con los no tan ricos y los ricos, o que a pesar de múltiples reconocimientos internacionales todavía no seamos capaces de darle el respeto que merecen a todas las naciones que conforman el Estado de Chile, o que el 80% (acepto discusión sobre si este porcentaje puede ser mayor) de la población se nutra de lo que cae por “rebalse” de los espectaculares indicadores macroeconómicos de nuestro país, o que aún no tengamos una democracia donde cada ciudadano pueda elegir a sus autoridades y no que grupos de poder las pre-seleccionen a su conveniencia. La lista es sumamente larga y desalentadora.
Quizá se pueda celebrar un cumpleaños más (y anótese como uno más), pero para sentirnos orgullosos de lo que realmente somos falta mucha agua bajo el puente, todavía la cantidad no se impone a la calidad de país. Por el momento contentémonos con comer asado, empanadas y emborracharnos de chicha/vino para seguir “celebrando este bicentenario como dios manda”, siempre con la esperanza de que algún día podamos corregir aunque sea un granito de arena todos los vicios.
Esta bien que hay problemas de fondo, eso todo el mundo lo sabe. Pero TODO esta teñido con tu pesimismo. Quien el mismo dia de la fiesta se amarga. Puedes decirlo cuando quieras, pero el mismo dia, deja mucho para pensar que estas totalmente teñido de resentimiento por el gobierno más que otra cosa. Te apuesto que un año anterior no t hubieras puesto a meditar, y hubieras estado comiendo empanadas y bebiendo chicha a no ser que seas amargado siempre igual.
Osea tu ideal de bicentenario hubiera sido cero obras y puros homenajes a los detenidos desaparecidos, recuentos de las perdidas del terremoto. Lo siento, pero si las fiestas las vas a celebrarias asi todo seria gris, y de hecho bien sombria te tinca tu vida.
Y q conste q soy de DC.