Veintiuno de Mayo. Un día que para ninguno de nosotros pasa inadvertido. Un día feriado, para descansar, ponerse al día, levantarse tarde o estudiar para el examen de semiología. Un día en que el cable salva de mamarse las repeticiones del discurso del presidente de turno, de las declaraciones de la oposición y de las opiniones de los periodistas. Un día que es más que un día.
Ahora bien, ¿Qué tiene de especial este día? Claro, es el cumpleaños de la Presidenta del Centro de Alumnos, Camila Vera S., pero, por mucho que te queramos Verita, el país no va a perder un día laboral por eso. Muchos dirán que es absurdo que plantee esa pregunta si la respuesta es clara: Combate Naval de Iquique. Bueno, sí, la pregunta resulta bastante burda, la mayoría crecimos aprendiendo del valor de Prat y la caballerosidad de Grau, de que la contienda es desigual y que la bandera jamás será arriada mientras él viviese. Bueno, la pregunta someramente puede ser contestada así. Sin embargo, no es a lo que me refiero.
Ok, Prat fue un héroe, en mi humilde apreciación, lo que no va a cambiar con palabras vacías como que era un suicida, o que realmente demostraba más estupidez que otra cosa, o que realmente no había hecho nada heroico, como tantas veces he escuchado. Prat fue valiente, nacionalista, defensor de su Patria, un verdadero aporte a la identidad nacional. Hace 121 años que saltó al abordaje, a la muerte y a la gloria. Curiosamente no considero un final trágico; un noble fin, morir con gloria, para un noble desarrollo, vivir con honor.
Bueno, a pesar de mi gran admiración a este hombre, no es por esto que escribo esta reseña. No es su muerte lo que se celebra el 21 de Mayo. No recordamos una derrota marítima, ni el triunfo en Punta Gruesa, ni siquiera el heroísmo de Arturo Prat. O mejor dicho, no recordamos el heroísmo de Arturo Prat solamente. Este día está hecho para conmemorar a todos los chilenos y chilenas que marcan la diferencia en el quehacer cotidiano: los héroes del día a día. Una vez dijo un poeta: “los héroes hacen grandes a su país”. Creo solemnemente esta afirmación: Chile le debe su identidad a sus héroes, los que día a día, noche a noche, semana a semana hacen muestras de grandeza. ¿Quién más héroe que aquel profesor de campo, que camina 5 kilómetros en la lluvia para poder hacerle clases a 12 niños? Puedo pasar horas nombrando ejemplos, como la de aquella madre soltera, que trabaja todo el día para llevar el sustento a su hogar y llega a ayudar a sus hijos en las tareas y a mantener su hogar. O aquel trabajador que deja la vida en su trabajo para que sus hijos puedan estudiar. En fin, miles de personas que no figuran en ningún libro, en ninguna clase son nombrados y solo por los suyos son recordados. A ellos les debemos el Chile que tenemos, que habitamos y que amamos. Gracias héroes de Chile por hacer de mi país la tierra de los héroes.
Por último, no busco desmerecer el clásico heroísmo de las figuras históricas, sólo es mi pequeño homenaje a nuestros valientes soldados, que de Chile son el sostén. 21 de Mayo, día de los héroes.
Viva Chile
Hugo Yáñez M

Es bonita la apreciación que tienes del significado de este día, que, por otra parte, muchos aprovechan para sacar el chovinista escondido y, honestamente, para muchos de nosotros no es más que otro feriado. Sin embargo, me pregunto si es necesario el nacionalismo a la hora de celebrar héroes. Prefiero también celebrar al pescador peruano y a la enfermera cubana, porqué no.
Otro poeta -y dramaturgo y revolucionario-, Bertolt Brecht, dijo alguna vez "Desgraciado el país que necesite héroes", y a pesar de ser una frase con una crudeza enorme, tiene un sentido muy práctico, y muy bello: No podemos tener solo un par de pelagatos dignos de admiración. Una patria donde algunos destaquen por su conducta es una patria donde todos los demás que no son ellos tienen una conducta que dista de ser ejemplar. Volviendo a Prat: lástima de Chile que hayan sido él y unos pocos, en su época y en tiempos posteriores (y anteriores también en realidad) los que han sabido comportarse con alta humanidad. Deberían ser más. Hablaría mejor de una sociedad un pequeño grupo de antihéroes y una gran cantidad de personas de nobles intenciones que al revés, como es hoy.
En Chile, los héroes nacionales han sido pocos. Todavía recuerdo con estupor el fallecimiento del General de carabineros, el señor Bernales, hace un par de años. Nunca me quedó más claro que entonces, que nuestra sociedad sufre un antirromanticismo patológico, una ausencia de ejemplos. Mal que mal -y no me vengan con cuentos- ese general de carabineros podrá haber sido un buen hombre y querido por sus cercanos, pero sus funerales fueron una exageración, revelaron la necesidad de un padre -porque eso son al fin y al cabo los héroes, una suerte de padres colectivos-.
Prat no alcanza a llenar el vacío de heroísmo que tenemos. Ese vacío, creo yo, se llenará sólo cuando dejemos de ser tan egoístas, cuando miremos a los demás, cuando soñemos despiertos y en grande. Y -para terminar de dar la lata- llevándolo a la escuela de medicina, el vacío del heroísmo será llenado cuando entendamos que como estudiantes tenemos un compromiso con las generaciones futuras de hacer las cosas de la mejor forma, cuando estemos dispuestos a exigir y no tengamos miedo a la autoridad, cuando, por ejemplo, los electivos que se deberían haber realizado hace ya 5 años, se exijan para el próximo semestre, y de no cumplirse, nos tomemos Hontaneda y protestemos a las autoridades hasta que las cosas funcionen bien, como tienen que resultar -es decir no conformándonos con poco, sino con lo bueno, que es lo mínimo-. Un héroe no puede aceptar mediocridad.
Saludos.